Iniciando el negocio
- Jhosimar Bolaños
- 14 nov 2021
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 14 ene 2022
Iniciar un nuevo camino sin duda es algo que nos causa muchos miedos y expectativas.

Había terminado mi viaje por el mundo cuando en medio de una pandemia y el cansancio de un viaje de aquella magnitud decidí pausar mi vida y dar por terminado mi sueño de regresar a Europa desde Vietnam por tierra.
Rodeado de preguntas y pocas respuestas inicié mi regreso al país que fue mi primer hogar durante tantos años, Ecuador. Allí las cosas no se encontraban muy bien para toda la sociedad, muchas personas habían decidido dejar el país en busca de nuevas oportunidades mientras que yo regresaba con un futuro incierto.
Me tomaría varios meses poderme reinsertar en el país, sentía que no pertenecía al mismo y que todo lo que había vivido años atrás tan solo eran imágenes de un álbum ya olvidado.
Uno de los motivos de mi regreso fue que prácticamente no tenía el lugar ni el tiempo necesario para empezar un proyecto con todo el conocimiento que había adquirido y descubierto durante mi viaje, era como si tanta información necesitaba un espacio físico para desarrollarse y poder al fin saber hasta qué punto podría avanzar con todo aquello. Mis ideas más recurrentes se centraban alrededor de la panadería, fermentos, carpintería, cerámica y el tener mi propia granja.
Dentro de los primeros objetivos que me he planteado es iniciar con la producción de pan para mi familia y amigos con el fin de irme ampliando poco a poco hasta obtener una clientela fija de alrededor unas 30 personas. Mis inicios en la panadería van de la época en la que viví en Alemania. Allí el pan es más que alimento es parte de vida y cultura, tanto así que lo consumen casi en todas sus comidas. Al pasar de un país donde el pan es indispensable pero que no tiene gran importancia cultural como en Alemania me hizo dar cuenta del bello arte que es la panadería y en espacial hacer pan con masa madre. Tras mi partida de Alemania seguí con la práctica de hacer pan pero muy esporádicamente, no es fácil encontrar un horno en los lugares a los cuales me dirigía y tampoco tenía el tiempo necesario.
Al día de hoy he empezado a practicar mucho más seguido e ido poco a poco mejorando mi percepción de la mezcla, he buscado información en libros y artículos y por último al ir experimentado lo que puedo hacer con los ingredientes disponibles en este país. El proceso que más vengo usando es el de fermentación con masa madre y dentro de mis planes es poder replicar los tipos de panes que tanto me gustaron en Alemania.

Por otra parte me encuentro enfocado también en la producción de bebidas fermentadas, este gusto por los fermentos me fue desarrollando al descubrir que en el mundo siempre ha existido la necesidad de conservar los alimentos debido a los cambios de estaciones y otros sucesos inesperados. Por desgracia en Ecuador hablar de fermentos es algo que no se escucha mucho pues comer y disfrutar de alimentos frescos es casi inevitable, nuestro clima nunca ha llegado a ser tan frio como un inverno y ni hablar de parar la producción de alimentos pues es casi imposible, siempre existe la posibilidad de que algo crezca en la tierra.

A pesar de todo y gracias a mis experiencias alrededor del mundo he llegado a interesarme mucho en las bebidas fermentadas, que nacen de la necesidad de usar alimentos o frutas con una tenencia rápida a la descomposición. En mi caso había vivido en tantas granjas que observar como las frutas y demás alimentos se iban al botadero, compost o como comida de animales era algo inimaginable y hasta inadmisible. Observar en muchos casos que la solución no se encontraba en dar más usos a lo que se produce sino más bien reducir la producción de alimentos, aprender a manejar mejor los recursos y tratar de producir la menor cantidad de desperdicios posibles. Es de esta forma como en medio de una gran producción de moras y bananas busqué formas de usar tales excesos. De esta forma encontré información sobre las bebidas fermentadas, las cuales no hacen más que darnos parte de los nutrientes y el sabor de dichas frutas, lo más importante es que para iniciar el proceso de fermentación no se requiere de las "mejores" frutas pues muchas de ellas traen tras su maduración mayor cantidad de azúcares los cuales aportan alimentos para las bacterias y levaduras que generan el proceso de fermentación.

El otro punto que me es de gran interés es el de poseer un pequeño huerto. Los 5 años de mi viaje los pasé visitando y compartiendo mi tiempo en granjas y pequeños huertos. Aquí aprendí tantas cosas de las plantas y en especial sobre mí. Es como si la tierra se mostrara ante ti sin ningún miedo o expectativa mientras tú simplemente te vez reflejado en ella y observas quien realmente eres. Tanto tiempo vivido y compartido en estos sitios que mi vida pasó a depender tanto de la tierra que se me hace muy difícil dejar de visitar y poner mis manos en la tierra.
Desde mi llegada a Ecuador he estado trabajando junto a mi tía en su terreno, hemos creado poco a poco un espacio donde varios vegetales han ido creciendo. No tenemos una gran producción, el trabajo de limpieza y establecimiento de los puntos de siembra toman tiempo pues el terreno está lleno de plásticos y piedras que lo ralentizan. Nos tomará un período de tiempo considerable ir cubriendo el terreno y obteniendo resultados visibles del mismo, tener paciencia es lo que nos queda y seguir aportando con nuestra energía.
Por el momento estos son los tres puntos en los cuales me estoy enfocando, pan de masa madre, bebidas fermentadas y huerto; uno más que otros pero a medida que pasa el tiempo espero que todos y cada uno de ellos vayan surgiendo y estableciéndose a la medida que requieran.
Excelente, sigue adelante, me encanta el kefir algo que nunca he tenido la oportunidad de saborear, es delicioso. Espero algún momento probar tu pan . felicidades